sábado, 20 de septiembre de 2014

EL ORDEN A PARTIR DEL CAOS (Antiguo Egipto)

La primera de las entradas de este blog corresponderá al Antiguo Egipto, que junto a Mesopotamia, Grecia y Roma formaron parte de la cuna de nuestra civilización.

EL ORDEN A PARTIR DEL CAOS


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Estatua de Ptah, a quien 
los habitantes de Menfis
veneraban como el creador
del mundo
La concepción que tenían los antiguos egipcios del universo se limitaba a los lugares hasta donde alcanzaba su vista. Según los textos antiguos, las aguas del caos envolvían el mundo, que a su vez constaba de tres partes diferentes: la tierra, el cielo y el mas allá, o duat, que el Sol recorría durante la noche, de ahí que no pudiera verse. Esta peculiar visión planteaba un interrogante crucial: ¿cómo se originó la vida en el principio de los tiempos?

A la hora de interpretar el misterio de la creación, en concreto a las crecidas anuales del Nilo y a los sedimentos aluviales que éstas dejaban tras de sí, y que formaban una tierra negra rica en nutrientes que permitía que prosperaran los campos. Este fenómeno condujo a los egipcios a concebir la creación del mundo de un modo semejante, es decir como una especie de montículo que había emergido de entre las vastas aguas primigenias con energía creadora suficiente como para constituirse en fuente de toda forma de vida.

Ese montículo primigenio ocupaba un lugar central en la cosmogonía de los antiguos egipcios y su existencia siempre se dio por sentada en la forma del dios Tatjenen cuyo nombre significa precisamente "tierra emergida". Ahora bien, los orígenes del mismo ya no eran tan claros: ¿dónde había emergido por primera vez? Todos los centros religiosos de relevancia se atribuían para si dicho honor, y los teólogos pasaban gran parte del tiempo discutiendo sobre cuál había sido la primera divinidad.

De hecho, los mitos de la creación varían de un lugar a otro. De esta forma encontramos:

Heliópolis (bajo Egipto): En esta zona se veneraba a una familia de nueve divinidades de primera generación, la Enéada (grupo de nueve), que es como la denominaron los griegos posteriormente. El primer dios que cobró forma a partir del montículo primigenio fue Atum, el señor de Heliópolis, "aquel que vino a la vida por si mismo",el cual no tardo en crear otros dioses. Según los Textos de las pirámides, "tomó su pene con la mano y eyaculó a través del mismo para crear a los gemelos Shu (el Aire) y Tefnur (la Humedad), aunque en otras fuentes se dice que " creo a Shu de un estornudo y a Tefnur de un escupitajo". Una vez creada la atmósfera de la unión de Shu y Tefnur, surgieron Geb (la Tierra) y Nut (el Cielo), que a su vez engendraron a cuatro hijos: Osiris y Set, los dioses antagónicos del orden y el caos y sus consortes Isis y Neftis, quienes prosiguieron con el ciclo creador.

Menfis: En esta zona se consideraba como dios creador a Ptah. El acto creador de Ptah era más contemplativo que físico. Su acto creador fue el resultado de un esfuerzo intelectual, ya que dio forma a las cosas a partir de las ideas que manaban de su corazón y les dio nombre a partir de las palabras que fluían de su boca (para los antiguos egipcios, el corazón era el lugar donde residía el intelecto y, por tanto, era la fuente de todo pensamiento, que la lengua hacía real al pronunciarlo) Es así cómo Ptah creó a los dioses, así como las ciudades, los templos, los santuarios y los nomos (provincias) de Egipto, a partir de una retahíla de palabras.

De la misma manera Ptah formaba parte de una tríada de dioses a la que también formaban parte su consorte Sejmet, la diosa con cabeza de león, y Nefertem, el dios del loto al que se consideraba como hijo de Ptah. 

El mito menfita de la creación no representaba ninguna negación del mito creador de Atum, ni de sus actos creadores en el montículo primigenio, sino que propugna la coexistencia de ambas divinidades.

Hermópolis (sur de Egipto central): En esta población la mitología local, explicaba tanto lo que había ocurrido antes de montículo primigenio, como lo acaecido con posterioridad. La Ogdóada "o grupo de los ocho" se componía de las cuatro parejas de divinidades masculinas y femeninas que habitaron las aguas primigenias antes de que existiera el mundo. Las divinidades masculinas tomaron la forma de una rana, mientras que las femeninas la de una serpiente, si bien en ocasiones tambien se las representa en forma de babuinos.

Tanto unos como otros se hallaban emparejados entre sí y representaban cuatro aspectos del universo anterior a la creación del mundo. Así Nun y su consorte Naunet personificaban el informe océano primigenio, Huh y Hauhet simbolizaban el infinito, Kek y Kauket encarnaban la oscuridad, y Amón y Amaunet representaban la encarnación dual del poder oculto. Todos ellos simbolizaban todo aquello que no se veía ni tocaba, por lo que de algún modo eran las antítesis de la vida.

En un principio la Ogdóada se hallaba dividida en dos grupos de divinidades masculinas y femeninas, pero pero en un momento dado de la historia, los sexos se acabaron confundiendo.

Los mitos egipcios de la creación no tratan únicamente temas como la vida y la procreación, sino que también hacen referencia a las fuerzas de la oscuridad.

Apofis y las fuerzas de la oscuridad.

La serpiente, encarnada en Egipto por el dios Apofis, bajo la forma de un terrible ejemplar, representa el origen del mal y de todas aquellas fuerzas elementales que provocan temor, de ahí que a menudo se la represente como enemigo de Ra en las paredes de muchas tumbas y papiros funerarios.


Espero que os haya gustado esta leyenda egipcia.

Un saludo: Diego Fernández Núñez.







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